miércoles, 11 de agosto de 2010






EL PODER DE LA CARICIAS

Adolfo Gomez Papì es médico pediatra neonatólogo y desarrolla su labor profesional en el Servicio de Pediatría del Hospital Juan XIII de Tarragona, además de ser profesor universitario y miembro del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría y del Grupo de Formación de la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y a la lactancia. Su extraordinaria experiencia y formaciòn se plasma ahora en un libro para las familias: “El poder de las caricias“.


En esta obra, el doctor Adolfo Gómez Papí defiende la enorme importancia de los vínculos afectivos e instintivos de los padres con los hijos y explica claramente que el contacto piel con piel, el mantener la lactancia lo máximo posible y el coger en brazos a los bebés cuando lo soliciten, son imprescindibles para el desarrollo emocional y social de nuestros hijos.

Las necesidades de los bebés son muy sencillas, contacto físico, lactancia a demanda, no dejarles llorar, tomarlos en brazos y acompañarlos en el día y la noche.



EL LACTOBACILLUS REUTERI PODRIA SER UNA BUENA SOLUCIONPARA LOS COLICOS


El llanto incontrolado del bebé, más conocido (erróneamente) como cólicos del lactante, es una de las afecciones que más preocupaciones generan en los padres, ya que se suelen dar en las primeras semanas de vida, justo cuando los papás tienen más dudas y más culpables se sienten al ver que no logran calmar a su bebé.
Se trata de episodios de llanto intenso e inconsolable que pueden durar hasta 2-3 horas al día, sucede más de tres días a la semana y se dan cuando el bebé tiene menos de 3 meses.


La causa es todavía desconocida, aunque las hipótesis dicen que podría ser una mezcla entre molestia intestinal e inadaptación al medio: los bebés nacen con el cerebro tremendamente inmaduro y se encuentran con un mundo lleno de estímulos que ellos no pueden gestionar.


Nadie logra decantarse por una u otra razón, ya que si fueran problemas intestinales, el llanto debería suceder en otras horas del día y no sólo por la tarde y si fuera únicamente un problema de adaptación, cambios de alimentación y los estudios que muestran que el Lactobacillus reuteri disminuye los episodios del llanto darían poco resultado.



CUIDAR A UN BEBE QUE LLORA MUCHO SIN PERDER LOS NERVIOS

Una de las cosas que todos los papás desean es aprender a cuidar de un bebé que llora mucho sin perder los nervios. Nuestro dulce y adorable bebé nos hace caer rendidos de amor, sus sonrisas y carantoñas nos llenan de felicidad y paz. Es maravilloso. Pero no siempre es así, a veces los bebés se quejan, lloran, gritan y parece que nada les contenta. Y eso hace que nuestra felicidad se resienta y terminemos sobrepasados y agotados. Al final, perderemos los nervios si esto dura mucho, pensamos. Tenemos ganas ya tambièn nosotros de gritar y de llorar.

El niño sigue llorando y sus padres, agobiados, no aciertan a descubrir que quiere comunicarles. Es frustrante. Y desesperante. Como nadie nos ha enseñado apenas nada sobre la manera de comunicarse los bebés se me ocurre que hacer algunas comprobaciones puede ayudar a descartar causas del llanto. Respirando profundamente y tranquilos, vamos a tratar de averiguar que le puede pasar al bebé que llora mucho.

Lo primero que haremos será ofrecerle alimento, pecho o biberón. Incluso si no es “su hora” un bebé puede tener hambre. Deberíamos empezar por esta comprobación. Si esto no es lo que le pasa iremos buscando otras causas.



                         RAZONES POR LA QUE HAY QUE ATENDER EL LLANTO DEL BEBE

 
Hemos hablado ya del llanto del bebé, sus razones posibles y las consecuencias físicas de dejarlo sin atender. Todo ello se suma en una clara recomendación: hay muchas razones por las que hay que atender siempre el llanto de los bebés. Sin embargo, merece la pena hacer un repaso ordenado para ayudarnos a centrarnos cuando el llanto pueda sobrepasarnos. Tener las cosas claras ayuda mucho, mucho, a saber como actuar. No es cuestión de manuales, sino de saber encontrar nuestro instinto y comprender al bebé.


El bebé no sabe comunicarse con palabras, solo puede recurir al lenguaje no verbal. Pronto aprenderá a sonreir para transmitir que se siente feliz y bien atendido, con todas sus necesidades cubiertas. Pero al pequeño también le pasan cosas desagradables: frio, dolor, hambre, agotamiento, exceso de estímulos y simplemente necesidad de contacto físico. Y cuando estas sensaciones llegan son abrumadoras y para ellos no hay paciencia esperable, necesitan atención para solucionarlo y la necesitan pronto. Para decírnoslo solamente tienen un lenguaje: el llanto.
                    

LOS MIEDOS QUE SIENTEN LOS BEBES



El miedo o temor es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo y se manifiesta tanto en los animales como en el ser humano. Los bebés también tienen miedo, desde que nacen, aunque la naturaleza de los temores irán variando a lo largo de su vida.


A pesar de que este sentimiento es natural y tiene un punto de conexión con la historia de la humanidad y con la necesidad de preservar la vida, no es agradable, y hemos de tener claro que nosotros, sus padres, podemos y debemos mitigar esos miedos.

Si tenemos en cuenta el estado de extrema dependencia en el que nace un niño, entenderemos que los bebés sean más frágiles ante el miedo y susceptibles de sentirlo.

El vínculo con la mamá que lo cuida y se ocupa de satisfacer sus necesidades, ya empieza a proporcionar al bebé el sentimiento opuesto al miedo, de confianza y seguridad. La actitud de la madre puede trasmitirle esa confianza o, por el contrario, traspasarle un estado indefinido de tensión.



martes, 10 de agosto de 2010

                                 LOS RECIEN NACIDOS APRENDEN INCLUSO CUANDO ESTAN DURMIENDO

Es muy habitual oír la frase que dice que “los niños son como esponjas” cuando se habla del aprendizaje y el desarrollo de los pequeños. Una serie de experimentos realizados recientemente demuestran que esto es cierto y, lo que es más sorprendente, que en el caso de los recién nacidos son capaces de aprender incluso cuando están durmiendo.


Expertos de la Universidad de Florida han llevado a cabo una serie de test en niños de uno y dos días utilizando un electroencefalograma para medir la actividad cerebral y una videocámara para registrar las expresiones faciales de cada uno.

Uno de los experimentos consistía en una máquina que emitía un sonido a la vez que soplaba aire de un modo suave en cada párpado del bebé. Los bebés, ante tal estímulo, reaccionaban apretando la cara. La prueba se repitió en nueve ocasiones y a la décima se emitía el ruido, pero no el soplido.